24-25-26/febrero/2017
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Este fin de semana nos hemos ido a Pamplona. La verdad que para las fechas en las que estábamos nos ha hecho unos días fabulosos; Mirad si eran buenos que el último día íbamos en mangas tres cuartos y manga corta. Comimos en medio del monte, rodeados de naturaleza y silencio, pero bueno eso ya os lo contaré cuando lleguemos a ese día.
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El viernes llegamos por la tarde a Pamplona, bueno el hotel no estaba en el centro de Pamplona ya que preferimos estar lejos del centro para poder descansar. La habitación (una suite) era muy cuqui, era como una buhardilla, con su ventana en la parte de arriba en la que en la noche podían observarse las estrellas sentada en el sillón que había debajo. Siempre me ha gustado observar las estrellas, me relajan y puedo evadirme a mis pensamientos. Una vez dejado las maletas en la habitación fuimos a dar una vuelta por la zona en la que estábamos, Orkoien, para visualizar los bares, supermercados y zonas de interés que teníamos cerca.
Elegimos un bar y decidimos ir a cenar allí. Menos mal que únicamente sólo pedimos unos entrantes y un bocadillo para compartir, porque el tamaño del bocadillo era de una baguet entera y os aseguro que eso no me lo como entero aunque no hubiera comido ese día, pero tengo que reconocer que estaba bueno. Tras la cena volvimos a la habitación y pronto a descansar, después de un día de trabajo debíamos coger fuerzas para el día siguiente ya que empezábamos con las excursiones.
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Suena el despertador, ya son las 9:30; Toca levantarse, desayunamos, una duchita rápida y en marcha. Hoy toca ir a Olite. No se si coincidió que eran carnavales o que el pueblo celebraba una fiesta porque la plaza del pueblo estaba llena de gente, muchos de ellos vestidos de la misma manera y bailando mientras otros hacían circulo alrededor de ellos, también había gigantes, por lo que quizá era alguna fiesta del pueblo, además de carnaval. Olite lo que tiene es su enorme e increíble castillo. La verdad que os recomiendo que vayáis a verlo, podéis subir a las torres y recorrerlo por dentro, merece la pena. También podéis entrar al Palacio pero yo me quedo con el Castillo.
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Después de la visita al Castillo y de recorrernos el pueblo, (es pequeño así que se recorre rápido), ponemos rumbo a Pamplona centro. Hoy toca comer de pintxos, después de mirar en Internet cuales son las calles de tapas nos dirigimos hacia ellas. La zona está en el casco antiguo y las calles son: Estafeta, Zapatería, San Antón, Calle Nueva, y la mítica San Nicolás. Los precios son buenos en relación a la cantidad. Tras unos cuantos pintxos toca bajarlos dando un buen paseo por Pamplona. Nos recorrimos el centro, fuimos al parque, ideal para pasear con el tiempo que nos acompañaba, hacer miles de fotos, porque tengo que reconocer que me encanta hacerme fotos y hacer por supuesto. Recorrimos las calles y paramos en una cafetería monísima con sus sillones, sofás y mesitas pequeñas, nos faltaba el café de después de comer. Tras la pausa seguimos andando hasta llegar a la sala de exposiciones, que edificio tan bonito, con su lago, sus jardines y la forma arquitectónica que tiene; la verdad que el edificio se ve desde abajo de la avenida y tengo que reconocer que no podía marcharme sin ver lo que era y mereció la pena.
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Tras la visita por Pamplona y bien comidos volvemos a Orkoien. Hoy toca cenar en otro de los bares que tenemos localizados en la zona, a ver si hoy no nos sorprenden con el tamaño de los platos. Tuvimos suerte, hoy los tamaños eran normales, pedimos dos hamburguesas para "chuparnos los dedos", este bar tenía una decoración llamativa, principalmente por tener colgada en la pared una moto, y en esa misma pared todo tipo de matrículas y chapas de países. Aquí os dejo una foto para que podáis verlo, porque como bien se dice; "una foto vale más que mil palabras".
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Último día, que rápido pasa el tiempo y más cuando estás disfrutando. Hoy toca Selva de Irati y Roncesvalles. Por la mañana vamos a la Selva de Irati, de camino paramos en un parador dónde tenemos unas vistas increíbles, con la foto que ponga, podréis juzgar por vosotros mismos. Seguimos la carretera y aparcamos. Empezamos al excursión, acabamos medio perdidos en medio del camino, por dos motivos; el primero porque no está bien señalizado, de hecho a penas aparecen señales que indiquen el camino y en segundo lugar, lo maravillosa que es la naturaleza y los bosques que no teníamos cobertura; cierto es que puedes desconectar de todo pero tampoco puede situarte. Encontramos una cascada cuando caminábamos por una senda, seguimos el camino y elegimos un lugar para comer nuestro bocadillo de jamón con tomate. Que tranquilidad, que silencio y que a gusto estábamos allí. Tras la parada de comer seguimos el camino sin señalizar, seguíamos a la aventura con la esperanza de encontrar alguna señalización. Al final nos encontramos con un paso que se encontraba inundado por el río así que tuvimos que dar la vuelta.
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Rumbo a Roncesvalles, estábamos a 20 minutos por lo que nos pusimos en marcha hacía allí. Llegamos y la verdad que es tan pequeño que lo recorrimos enseguida. Vimos el antiguo hospital de los peregrinos, actual colegiata de Roncesvalles y el monumento a la batalla de Roncesvalles.
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Y tras la última parada y excursión pusimos vuelta a nuestra ciudad. Se acabó el fin de semana pero la verdad es que hemos visto muchas cosas, hemos conocido nuevos rincones, hemos comido muy bien y ahora toca preparar el siguiente.
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